Reparto de agua viva en Congo

Mbuji Mayi, República Democrática del Congo– Un pastor de la Communauté Evangélique Menonita de Congo ha encabezado un ministerio de compasión a los sufrientes prisioneros de la República Democrática del Congo.

Jean-Richard Muteba Wa Mbuji le dedica mucho tiempo a servir en La Prison Centrale de Mbuji Mai. Su ministerio comenzó en marzo 2013, cuando al pasar cerca de la cárcel, escuchó un canto desde el interior que le llamó la atención: “Nos morimos de sed / Días sin agua”.

Muteba dejó sus otras responsabilidades y traspasó el portón de la cárcel. Enseguida le permitieron pasar a los pabellones donde las ochocientas personas detenidas a la espera de ser juzgadas, estaban desesperadas por tomar agua.

En el Congo, los acusados de algún crimen son culpables hasta que se los declare inocentes. Pueden pasar varios años hasta que un juez reconsidere su caso. En dicho lapso, los prisioneros luchan por sobrevivir en condiciones de hacinamiento.

Aunque se espera que los familiares de los prisioneros les provean los alimentos, la cárcel normalmente les asegura el agua necesaria para preservar la vida, salvo cuando los cortes de agua en la ciudad cercana causen escasez.

Muteba comunicó la noticia de los sedientos prisioneros a la Iglesia Evangélica Menonita de Sangilayi, en la que él integra el consejo pastoral. Los líderes de la congregación decidieron utilizar algunos fondos para pagar el agua para los prisioneros muertos de sed.

Con dichos fondos, Muteba pagó varios cargamentos de agua para enviar a la prisión.  El sistema de reparto consta de hombres y niños que van a los arroyos con seis bidones de 200 litros amarrados a sus bicicletas.

Además, Muteba visita la prisión todas las semanas para ofrecer consejos pastorales a los prisioneros. Anteriormente pasaba horas predicando en la cárcel. Sin embargo, Muteba también aprendió, cuando estudiaba teología en la Universidad Protestante, que saber escuchar tiene un poder sanador.

Muteba se ha enterado de gente que estuvo encerrada durante años por acusaciones falsas, o de gente que pasa hambre porque no tiene familiares en Mbuji Mayi que le lleve comida. Algunos han sido absueltos luego de un juicio largamente esperado, pero permanecen en la cárcel porque no tienen dinero para pagar el arancel de salida.

A veces, los fondos de la iglesia de Sangilayi para el ministerio en La Prison Centrale, también cubren el costo del arancel de salida. Muchos prisioneros se unen a la congregación cuando salen en libertad. Uno de ellos, Daniel Kasongo, integra ahora el consejo pastoral.

Muteba comenta que sus visitas llenan de esperanza a los prisioneros. Cuando Muteba entra a la cárcel, son pocas las veces que no escuche palabras de agradecimiento por el agua que su iglesia les suministró cuando estuvieron desesperados, agua que mejora la fecundidad de las semillas del evangelio que él siembra.

Adapto de un comunicado de Mennonite Mission Network 

 

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