Hacer las paces

Recurso para el ministerio de niños

Esta historia muestra una manera de adorar con los niños. La autora cree que es muy importante reconocer la conexión de los niños con Dios y el carácter sagrado de aprender de las Escrituras al comienzo de la hora del cuento. Sus preguntas llenas de curiosidad no requieren respuestas verbales; más bien abren el proceso del pensamiento teológico del niño. A veces se dan conversaciones maravillosas, pero está bien confiar en que estas preguntas puedan suscitar la acción silenciosa del Espíritu Santo en el corazón y la mente del niño.

 

Hacer las paces

Autora: Elsie Rempel

Iglesia: Iglesia Menonita de Charleswood, Winnipeg, Manitoba, Canadá

Tema: Jesús quiere que resolvamos nuestras diferencias rápidamente

Texto bíblico: Mateo 5:22–25

 

Actividad para reunir a los niños

Dé la bienvenida a los niños a medida que vayan llegando y exprese lo mucho que le motiva estar con ellos a la hora de los niños. Acomódense para así estar conscientes de aquel lugar en nuestro interior donde sabemos que Dios está cerca.

Después de una pausa, pregúnteles a los niños si alguno se metió en una pelea durante la última semana. ¿Alguno de ellos pidió perdón e hizo las paces para poder jugar juntos de nuevo? Pregúntense por qué podría llegar a ser tan difícil y tan importante resolver las diferencias.

Aclare que la lectura del evangelio de hoy se encuentra en Mateo 5, y que habla sobre hacer las paces o resolver las diferencias. Léales los versículos 22 al 25. Permita que los niños mediten un poco sobre las palabras de las Escrituras antes de comenzar la historia.

 

Historia

Miguel era un niño a quien le costaba vivir según las reglas. Quería cooperar con sus maestros y compañeros de juego, pero antes de que se diera cuenta, sucedían cosas que le hacían enojar. Cuando se enojaba, se olvidaba de las reglas y agredía a los demás. En un santiamén, estaba en problemas y el maestro o el director le pedían que explicara lo que había hecho, y qué haría mejor la próxima vez que sucediera algo similar. A veces les pedían a sus padres que hablaran en casa con él sobre el problema.

A Miguel no le gustaba estar en problemas. No le gustaba para nada. Se preguntaba por qué había tantas reglas. A veces se preguntaba por qué se enojaba tanto mientras que otras personas de su clase simplemente seguían jugando. Un día, una de esas chicas a la que nunca atrapaban haciendo cosas desagradables, lo había molestado durante el recreo por ser un buscapleitos. Antes de darse cuenta, le había golpeado la nariz, y como ustedes adivinarán, ella lo delató, y él estaba nuevamente en problemas.

Esa noche, después de la cena, su padre llevó a Miguel a dar un paseo y le preguntó cómo se sentía meterse en problemas. Miguel le dijo lo mucho que odiaba eso y cómo se burlaban de él por ser un buscapleitos. Caminaron en silencio durante un buen rato. Luego se preguntaron si Miguel podía idear algunas tácticas que le facilitaran seguir las reglas. Su padre recordó algunas que le habían ayudado cuando estaba en la escuela.

Decidieron hacer una pulsera de tácticas de paz para Miguel, hecha de cuerda. Hicieron un nudo en la pulsera por cada táctica que se les había ocurrido, que fueron unas cuantas.

A Miguel le alegró saber que había tantas buenas tácticas para no meterse en problemas. Incluso agregaron una para hacer las paces rápidamente, diciendo: “Lo siento. No quería lastimarte”. En caso de que le hiciera daño a alguien, esa táctica podría ayudarlo a resolver el problema antes de que los maestros se involucraran.

Lo que más le gustó de hacer esta pulsera era que le ayudó a saber que su padre lo amaba y entendía su problema. Sabía que su padre oraría por él mientras probaba sus nuevas tácticas en la escuela.

A la mañana siguiente, Miguel se puso la pulsera para ir a la escuela, y su papá oró. Miguel sintió que tenía un protector poderoso en la muñeca. La chica a la que nunca atrapaban, vino a molestarlo otra vez. Pero, en lugar de levantar los puños para golpearla, Miguel tocó la pulsera y recordó las tácticas de las que había hablado con su papá. Le sonrió a la chica y se alejó.

 

Preguntas para pensar

  • Preguntémonos, ¿qué tácticas tenían para no meterse en problemas?
  • Preguntémonos, ¿por qué a algunas personas les resulta difícil cumplir con las reglas, mientras que a otras les resulta fácil?
  • Preguntémonos, ¿cómo podemos resolver las diferencias rápidamente en lugar de meternos en problemas?

 

Oración

Jesús, te damos gracias por personas como Miguel y su padre, que aprenden tácticas que les ayudan a llevarse bien con los demás. Gracias por enseñarnos a resolver nuestras diferencias rápidamente. Por favor, ayúdanos también a pensar en tácticas para llevarnos bien con los demás. Amén.

 

—Elsie Rempel, tiene una maestría en Teología, se dedicó a la formación cristiana para la Iglesia Menonita de Canadá (2012–2015) y ha compartido cultos con niños por décadas. Su enfoque actual es con niños de preescolar. Esta historia para niños forma parte de un archivo más amplio de historias de la Iglesia Menonita de Canadá, disponible como un recurso descargable para maestros y pastores.

Ilustra por Yosephine Sulistyorini

 

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